miércoles, 1 de noviembre de 2006

Claraboyas y barrotes

La oficina, la PC, el ensordecedor murmullo de la mediocridad. Y poco, muy poco aire. Así durante horas, días, años... ustedes saben cómo es esto.

Aunque a veces, a veces un par de minutos de sol, un cigarrillo y la calma exaltación de la dignidad que se resiste a abandonarnos. Ahí afuera, abrigados en la libertad sin vértigo de la infancia, que nos viene a visitar.

Pero, ¿y si no hubiera el trabajo, el cansancio, el tedio, todas esas infinitas infaltables ínfimas insufribles inefables infamias?Quizá necesitemos un sólido gris de fondo para tanto fugaz arrebato de arcoris. Quién sabe, por ahí ya nos estemos resignando y ni nos damos cuenta. Hasta puede que eso esté muy bien después de todo.
Porque, sinceramente ¿quién soportaría estar despierto toda la vida?


1 comentario:

  1. Tengo la sensación de que debería comentar este post, pero no puedo porque me quedé pensando en lo que dice sin llegar todavía a una conclusión. Lo bueno es que me dejó pensando.

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