La mirada más escéptica advierte que no hay nada nuevo bajo el sol. Llevada al extremo, nos indica que incluso la más radical originalidad es una neo-originalidad (a alguien se le tiene que haber ocurrido antes eso de querese original). En el otro extremo, tendríamos al optimista rabioso, ese que proclama que cada vez que se canta una canción o se lee un poema (o se proyecta una película, por ejemplo) estamos ante un originalísimo e irrepetible fenómeno estético. Ambos tienen razón, por supuesto. Llevadas las cosas a estos extremos, no hay creación ni tampoco plagio posible. Porque, aunque no sepamos quién es el autor, sabemos que a alguien se le ocurrió antes; y porque, si cada vez que cantamos esa canción que tanto nos gusta, cantamos una canción diferente, nada debemos al autor "original". Pero seguimos cantando, escribiendo, interpretando sin dar demasiada importancia a tan terrible antinomia conceptual.
Por eso, los fanáticos de las "versiones" (ponele covers) son gente más bien contradictoria. Les gusta ,por ejemplo, escuchar temas que conocen y disfrutan, pero cantados por otros diferentes a sus autores originales. La única condición que suelen establecer, es que la versión sea "buena" (o sea que les guste). Es que en el fondo lo que quieren (queremos) es escuchar buenos temas.
Por eso nos emocionamos con la Negra Sosa cantando "Cómo mata el viento norte", o "Cuando ya me empiece a quedar solo". Por eso defendemos a capa y espada a Fontova cuando hace una versión milonguera de "Resistiré" y un cha cha cha de "Los ejes de mi carreta". Por eso Drexler cantando "High and dry" hace quedar chiquitos a los Radiohead, una banda que suele sonar mejor versionada que en sus propios discos. Hay casos en los que sucede lo contrario, por supuesto. Fito Páez (salvo temas aislados) no ha hecho un disco interesante desde Circo Beat, pero es responsable de una de las mejores versiones de "Muchacha ojos de papel", así como de otra excelente de "Desarma y Sangra". El Indio Solari canta "El salmón" y lo mejora notablemente. Calamaro es parecido a Radiohead en ese aspecto, su "Media Verónica" está bien, pero no se compara con la joya que nos regala Pedro Aznar, que dicho sea de paso dedicó todo un disco a versiones de canciones brasileñas (mi favorita es "Quereres") y que se puede despachar con "El Seclanteño" o con "Fragile" (de Sting) en versión traducida y más que digna. Proyectos más ambiciosos renuncian al disco de covers para armarse una carrera de covers: es el caso de Richard Cheese and Lounge Against the Machine. Imagínense "Welcome to the jungle" cantada por un joven Frank Sinatra, o "Creep" por algún otro integrante del Rat pack, más o menos así suenan estos muchachos. Créanme que la lista de buenas versiones podría seguir todo el día --si no, pónganse a pensar solamente en los covers de los Beatles, o en Charly García, que es su propio mejor versionador--, pero paremos por acá.
Y no nos olvidemos de aclararle a más de un despistado que elegir interpretar temas de otros puede ser todo lo contrario de "ir a lo seguro", todo lo contrario a la falta de ideas o al envidioso egoísmo. En resumen, no es ni más ni menos meritorio que ponerse a " escribir las propias canciones" (probablemente sean la misma cosa, como ya mencionamos) y puede tener resultados igualmente dispares. Por ejemplo, Fito Páez puede ser su propio peor versionador, y se pueden llenar discos enteros de versiones en su gran mayoría anodinas o infames (ver el ¿tributo? a Calamaro). O podemos sufrir escuchando el triste experimento del verborrágico y experimentado Bob Dylan tratando de abordar la rabia lacónica y adolescente de "Creep". Por supuesto, esta lista podría extenderse tanto como la anterior... pero hoy tienen la suerte de agarrarme con ánimo más bien sintético. Y creéanme que es una suerte: mi versión disgresiva y extendida es más de lo que la mayoría de las personas son capaces de soportar.
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