A: ¿Y usted lo conoce bien?
B: De años, fíjese. Pero le repito que es inofensivo...
A: Se lo ve algo preocupado...
B: Imagínese usted... Se le ha puesto que anda en problemas con la justicia. Yo digo que eso le
quita el sueño a cualquiera.
A: ¿O sea que está acusado de algo? No será tan inofensivo entonces...
B: Nunca se sabe, vio? Yo por las dudas le pregunté a la Mecha, que el marido anda en eso del Juzgado... Igual parece que no se enteró de nada, así que no se preocupe. Para mí que no anda muy bien de la cabeza el pobre señor K. Usted sabe cómo se pueden poner algunos hombres cuando les falta, cómo decirle... la compañía femenina.
A: Ah, vive solo entonces...
B: Hasta donde tengo noticias. Claro que a veces no parece... No sé cómo explicarle... El caso es que a veces se le da por hablar solo, pero.... pero como si no estuviera solo, vio? Ojo, no se vaya a creer que una es de ésas que se andan metiendo en la vida de los demás de puro aburridas, o de puro chismosas. Lo que pasa es que con estas paredes tan finas... Si a veces es como si lo tuviera instalado al lado mío, ahí mismo en la cocina, fíjese.
A: Y supongo que tampoco estará enterada de a qué dedica el resto de su tiempo...
B: Sé lo que sabe todo el mundo. Que no es mucho, le repito. A veces sale a la mañana temprano y no vuelve hasta la noche. Claro que a veces pasan días sin que se lo vea afuera del departamento. Me parece que fue una herencia. Sí, una herencia, hace algunos años... Pero no se vaya a creer cualquier cosa... conmigo ha sido siempre de lo más puntual. Todos los primeros de mes, sin falta, me encuentro su sobre en el buzón. Es un alivio, le digo, porque lo que es el resto de los inquilinos... Si a veces he llegado hasta a las amenzas, con tal de que se dignen abonarme la miseria de alquiler que les cobro. ¿A usted le parece? Hacerle pasar estos disgustos a una viuda como yo...
A: Comprendo. ¿Me decía que no ha observado ninguna conducta sospechosa?
B: Bueno, si es por sospechar... Le digo que nunca falta un lengua floja que me venga con el chisme de que lo vieron en tal o cual barrio de mala muerte, y encima a altas horas de la noche. Pero yo les paro el carro ahí nomás, no se vaya a creer... Yo les digo que por qué no se ocupan de sus asuntos antes de andar ensuciando a una persona honrado. Porque le aclaro que el señor K es un pan de Dios, lo que se dice una persona intachable.
A: ...
B: Tendrá sus cosas... como todos, digo yo. Pero dígame usted: ¿quién no anda un poco trastornado hoy en día, con todas las cosas que pasan en el mundo? Si el hombre es incapaz de matar una mosca, como lo oye. Ahora parece que anda pensando en conseguirse una mascota. Cualquiera sabe que una persona que ama a los animales no puede ser un criminal. Yo nunca permití animales en los departamentos, claro. Pero a esta edad una se va ablandando, y a veces se puede hacer una excepción, no le parece? Porque yo digo que para un hombre soltero como él, y además tan aficionado a las caminatas, sería ideal un compañero fiel y honesto, un animal confiable y noble... "Como un perro" creo que le escuché murmurar. Personalemente, prefiero los gatos; pero parece que está decidido, porque, ahora que lo pienso, éso es lo único que dice últimamente: "Como un perro, como un perro, como un perro..."
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*Si no leíste El Proceso (de Kafka), ni te molestes en leer este post. Molestate mejor en leer El Proceso, que te va a sacar las ganas de andar perdiendo el tiempo con blogs idiotas (de un servidor)
domingo, 24 de junio de 2007
Übermensch (escalofríos)
MARTES 9:18:35 AM
Juan camina apurado. Juan tiene que cumplir cierto trámite urgente. Ve un pájaro pequeño sobre la vereda --casi en su camino--. Es un animal de lo más ordinario, pero a Juan le parece que toda la profundidad y extensión del universo se esconde --o se devela-- en el sencillo diseño de sus alas.
El pájaro se agita, sufre. Probablemente esté herido. Juan se estremece imaginando la explosión opaca y húmeda bajo su zapato derecho. Le alcanza con imaginarlo para saber que habría sido lo apropiado. El apuro, la cobardía y acaso la vergüenza, lo disuaden de un acto de sabia justicia, de pueril pero innegable heroísmo. Reflexiona que todo heroísmo es pueril, que las oportunidades quedan siempre tres pasos atrás, que se hace cada vez más difícil dejar de imaginar justamente esas cosas que mejor ni imaginar...
MARTES 9:18:42 AM
...
Juan camina apurado. Juan tiene que cumplir cierto trámite urgente. Ve un pájaro pequeño sobre la vereda --casi en su camino--. Es un animal de lo más ordinario, pero a Juan le parece que toda la profundidad y extensión del universo se esconde --o se devela-- en el sencillo diseño de sus alas.
El pájaro se agita, sufre. Probablemente esté herido. Juan se estremece imaginando la explosión opaca y húmeda bajo su zapato derecho. Le alcanza con imaginarlo para saber que habría sido lo apropiado. El apuro, la cobardía y acaso la vergüenza, lo disuaden de un acto de sabia justicia, de pueril pero innegable heroísmo. Reflexiona que todo heroísmo es pueril, que las oportunidades quedan siempre tres pasos atrás, que se hace cada vez más difícil dejar de imaginar justamente esas cosas que mejor ni imaginar...
MARTES 9:18:42 AM
...
viernes, 1 de junio de 2007
Ayeres
Hoy me levanté con ganas de escribir esa gran novela, o acaso ese único, breve e irrefutable poema.
Hoy, una extraña potencia --que también podríamos llamar desesperación-- me autoriza a acometer las más desmesuradas proezas, las más imperdonables iniquidades.
Hoy me desperté amoral y prolífico.
Hoy me remuevo inquieto en mi silla, temiendo y anticipando quién sabe qué abrasador e inevitable estallido.
Hoy palpito el sano impulso de irritar a respetables profesores o de abofetear con calma a mi jefe. Hoy le hago zancadillas a los ciegos y escupo a las monjas en la cara.
Hoy acepto la cruz o la capucha de verdugo. Estoy abierto a la caricia y a la faca traicionera.
Hoy, te lo digo, no pasa de hoy. Ni bien termine el desayuno. O mañana. Cuando mucho la semana que viene.
Te digo más, si fuera por mí te seguiría contando, pero no quiero llegar tarde al trabajo. Además casi me olvido que hoy tengo que ir a pagar los impuestos y llamar a mi familia. Seguro tendré que disculparme por algún que otro cumpleaños o aniversario del cual no llegué a acordarme a tiempo, y contarles que todo va de lo mejor, que me abrigo por las noches, que me alimento decentemente... No vaya a ser que encima se preocupen...
Hoy, una extraña potencia --que también podríamos llamar desesperación-- me autoriza a acometer las más desmesuradas proezas, las más imperdonables iniquidades.
Hoy me desperté amoral y prolífico.
Hoy me remuevo inquieto en mi silla, temiendo y anticipando quién sabe qué abrasador e inevitable estallido.
Hoy palpito el sano impulso de irritar a respetables profesores o de abofetear con calma a mi jefe. Hoy le hago zancadillas a los ciegos y escupo a las monjas en la cara.
Hoy acepto la cruz o la capucha de verdugo. Estoy abierto a la caricia y a la faca traicionera.
Hoy, te lo digo, no pasa de hoy. Ni bien termine el desayuno. O mañana. Cuando mucho la semana que viene.
Te digo más, si fuera por mí te seguiría contando, pero no quiero llegar tarde al trabajo. Además casi me olvido que hoy tengo que ir a pagar los impuestos y llamar a mi familia. Seguro tendré que disculparme por algún que otro cumpleaños o aniversario del cual no llegué a acordarme a tiempo, y contarles que todo va de lo mejor, que me abrigo por las noches, que me alimento decentemente... No vaya a ser que encima se preocupen...
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