La sensación que alguien podría calificar como "sentimiento de lo divino" carece en su trivial, inapelable materialidad de toda relación con el juicio que afirma o niega la existencia de Dios.
Hay (o puede haber) un rincón desde el cual se huele, por instantes, el infinito.
Ese rincón no es siempre el mismo.
Y no siempre es un rincón.
sábado, 22 de noviembre de 2008
martes, 18 de noviembre de 2008
Perdiendo el tiempo
Estuve perdiendo el tiempo con Photoshop y armé unos banners para el título del blog. Agradecería su opinión al respecto. Yo prefiero el que prescinde de mi jeta, pero como tampoco es cuestión de intentar esconderse tras el anonimato de la red, por ahí está bueno poner la cara desde el principio.
Uds dirán:
Uds dirán:
(A)
Aclaración
Cuando recomendé haikus públicos, todavía no me habían invitado a participar. Quisiera seguir recomendándolo, así que intentaré hacer lo posible por no arruinarlo demasiado.
Update (Pasen y vean)
Estuve buscando alguna plantilla nueva para cambiar la actual, pero la verdad es que esta me gusta. Así que le puse
Update (Pasen y vean)
Estuve buscando alguna plantilla nueva para cambiar la actual, pero la verdad es que esta me gusta. Por ahora me conformé con ponerle un banner con mi(s) mejor(es) cara(s) de trastornado. Además, agregué unos links en Otros distraídos..., son unos blogs que la verdad vale la pena visitar (sobre todo recomiendo haikus públicos).
Además, las obviedades ya tienen etiqueta propia.
Disfruten.
O sufran.
Como les guste.
Además, las obviedades ya tienen etiqueta propia.
Disfruten.
O sufran.
Como les guste.
lunes, 17 de noviembre de 2008
Obviedad #6
Sólo debemos genuino respeto a aquellos que alguna vez supieron perder todo nuestro respeto.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Dipteriloquio
Nuestra raza adolece del prodigio y la incomodidad de la visión múltiple. Por ejemplo, mi compañero acá presente, está convencido de que el futuro nos espera en un ángulo (difícil de concebir para ustedes) inmediatamente superior a nosotros y en la dirección general que ustedes denominarían "derecha". Soy conciente de que no veo exactamente lo mismo que él, mucho más conciente de lo que se podrían imaginar, y de una forma que ustedes siquiera sospechan; pero así y todo, desde mi(s) punto(s) de vista las cosas no parecen tan sencillas. Es cierto que he escuchado testimonios sobre ese ángulo elusivo que mi amigo llama "futuro"; pero, como no podía ser de otra manera, esa multitud de cándidos reportes dejó en mi alma (múltiple y tornasolada) una impresión múltiple y tornasolada. Por lo que no es de extrañar (siquiera para ustedes) que mis dudas al respecto se fragmenten y refracten sutilmente hasta formar algo muy parecido a una certeza. Sin embargo, a pesar de mi agudísima (y abarcadora) visión, se me hace imposible ubicar de manera precisa esa certeza.
Mis experiencias parecen indicar que alguno de mis inconstantes destinos, más tarde o más temprano, habría de ponerme en camino hacia alguna (o ambas) de estas muertes. En mis días supe abismarme con convicción en la pestilente e inerte certidumbre; también (y al mismo tiempo) me destrocé alegremente los ojos contra ese resplandor de maravilla, esa pared invisible que me aprisiona desde adentro. Ya no soy joven (mi experiencia se cuenta en horas enteras), y sin embargo me reconforta saber que todavía soy ajeno a esa trama frenética con la que mis hermanos mayores enturbian la santa morada del espacio.
Pero intentaré explicarme mejor, intentaré contarles lo que imagino que ustedes ven.
Ustedes ven una nube de moscas, ven el montón de basura, y ven (esto sólo puedo conjeturarlo) algo que ustedes llaman "cristal". Ustedes oyen un zumbido repugnante que parece venir de todos lados (en el que no pueden, o no quieren, llegar a oír este mi discurso). Ustedes ignoran que, entre otras cosas, somos los arquitectos de su cárcel, como ustedes lo son de la nuestra.
Mis experiencias parecen indicar que alguno de mis inconstantes destinos, más tarde o más temprano, habría de ponerme en camino hacia alguna (o ambas) de estas muertes. En mis días supe abismarme con convicción en la pestilente e inerte certidumbre; también (y al mismo tiempo) me destrocé alegremente los ojos contra ese resplandor de maravilla, esa pared invisible que me aprisiona desde adentro. Ya no soy joven (mi experiencia se cuenta en horas enteras), y sin embargo me reconforta saber que todavía soy ajeno a esa trama frenética con la que mis hermanos mayores enturbian la santa morada del espacio.
Pero intentaré explicarme mejor, intentaré contarles lo que imagino que ustedes ven.
Ustedes ven una nube de moscas, ven el montón de basura, y ven (esto sólo puedo conjeturarlo) algo que ustedes llaman "cristal". Ustedes oyen un zumbido repugnante que parece venir de todos lados (en el que no pueden, o no quieren, llegar a oír este mi discurso). Ustedes ignoran que, entre otras cosas, somos los arquitectos de su cárcel, como ustedes lo son de la nuestra.
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