Los pintores flamencos se hicieron famosos por "pintar el aire". Los tipos le encontraron la vuelta, parece, y se pusieron a hacer cuadros en los que vemos no sólo los objetos que allí se representan, sino también --y mucho más importante-- el aire que los separa. Y todo esto sin tener grandes nociones de perspectiva (que al parecer es un costado más matemático, o analítico, del asunto, y que en realidad tiene más que ver con el "espacio" entre y detrás de las cosas; habilidad que sí dominaron, por la misma época, los maestros italianos). La gran pregunta es entonces: ¿y a quién le importa?. ¿Quién se desvela por el aire entre las cosas?.
Nadie o todos, según se lo vea. Nosotros somos el aire entre las cosas. Y cuando respiramos, queramos o no, respiramos humanidad.
De ahí viene el éxito de los flamencos. Y, entre otras cosas, también vienen los sonetos y las sinfonías, el hedor de los campos de concentración y el tibio perfume de los abrazos.
Pero volviendo a la pregunta: ¿a quién le importa todo esto?
Probablemente a nadie (alguna razón habrá para que me sienta tan ridículo publicando estas tonterías).
Yo no me quiero hacer la graciosa, pero de sólo pensar que respiramos humanidad quiero salir corriendo a comprarme un barbijo!!!
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