El campo de juegos de nuestra infancia --ese feroz paraíso de aromas explosivos y esquivos fulgores, ese pedazo de lo mejor de nuestro aliento-- es hoy poco más que un baldío memorable.
Y por más que duela en el centro de la frente,
por más que joda,
por más vueltas que le demos,
la culpa no es del tiempo
la culpa no es de otros.
Papá Noel no existe.
Pero hay tantas otras crueldades
que no supimos comprender a tiempo
que se hoy se abalanzan
con el siniestro peso
de las certezas
tristes.
¿Por qué será la daga más afilada
siempre la más inevitable
la más irresistible
la más inútil?
La culpa nunca espera
ni se hace esperar
ni respeta las reglas más sencillas
más elementales
¿Dónde habremos perdido los zapatos
y el agua fresca?
¿Por qué el buen Dios ya no siembra
pasto de Reyes?
¿Y dónde está el tramposo
que sopla todas las respuestas?
Me encantó Pancho, de verdad. Y además me pone de buenas que actualices seguido, keep up the good work!
ResponderEliminarQué excelente post, Pancho!, quedo sin palabras.
ResponderEliminarCoincido con Lina, nos tenías muy abandonas a quienes entramos a diario a leerte.
Te dejo mi gratitud.
Alicia
Toc, toc... Alicia me abrió la puerta, al incluir tu dirección en su blog, por eso entré a visitarte. Me quedo, no seré ya una visita sino un curioso a perpetuidad.
ResponderEliminarTodo lo que leí hasta ahora en este blog es magnífico.
Felicitaciones.
Dante.
Se agradece. A ambos.
ResponderEliminarAunque me ponen en un aprieto (ahora se me va a tener que ocurrir algo interesante que postear en los próximos días, jaja).
Un abrazo.