'Posible' y 'necesario' son las formas en las que suelen presentarse las llamadas "modalidades". Cuando, además, utilizamos modalidades aplicadas a nociones intencionales (v.g. 'creer', 'desear', 'intentar', etc), el asunto tiende a complicarse exponencialmente.
¿Hay algo así como creencias o deseos necesarios? ¿Hay cosas imposibles de creer, desear, etc.?¿Y qué decir de nuestro deseo de creer cosas imposibles? ¿O, por ejemplo, de la posibilidad misma de no creer cosas necesarias? ¿Qué podría significar todo esto? ¿Y por qué debería importarnos?
Los intentos de responder a estas preguntas suelen involucrar argumentos trascendentales, así como la delicada cuestión de la interpretación en general. Como era de esperar, se trata de temas que no son fáciles de comprender, y de 'respuestas' que difícilmente sean aceptadas por la mayoría. Lo que no impide, claro, que el esforzado gremio de los filósofos (no menos que el de los profetas y los sacerdotes) sepa procurarse el pan de cada día persuadiéndonos de que al fin y al cabo tampoco se trata de una tarea imposible.
Se me ocurrió que el siguiente pasaje (en Agustín,
Civitate Dei, XXI, 5,
"La resurrección de la carne y sus negadores") podría resultar ilustrativo: